Nuestro planeta es nuestro
campo de juego, cuando encarnamos en un cuerpo para vivir una experiencia
humana, necesitamos tener un lugar para desempeñarnos, para movernos,
expresarnos, crecer, desarrollarnos interiormente y evolucionar. Es nuestro
deber cuidar el mundo para que nuestro paso por él sea gozoso, sano, placentero
y para poder disfrutar de las bellezas que nos ofrece la naturaleza.
Después de la reunión de
expertos de la ONU sobre cambio climático realizada en París en febrero de
2007, se determinó que los próximos 10 años son cruciales para que entre todos
podamos frenar el calentamiento global, la catástrofe ambiental y la crisis
climática que se avecina.
La responsabilidad no es sólo
de políticos y empresarios, sino que lo que cada uno de los habitantes del planeta
hagamos para salvarlo será clave en nuestras vidas y las de nuestras futuras
generaciones.
Todas las industrias usan agua
para fabricar los productos que necesitamos y deseamos. Gran parte es agua
“oculta”. Por ejemplo, para fabricar una libra de plástico se necesitan 24
galones de agua. Algunos son más cuidadosos que otros con el uso de agua y los
impactos. A medida que más empresas comiencen a buscar formas de reducir el
consumo de agua, se necesitarán nuevos métodos y una nueva ciencia para
efectuar cambios de políticas que beneficiarán a las fuentes de agua.
El agua de lluvia lleva la
contaminación de las ciudades hacia los ríos y lagos, y la mayoría de las
ciudades no toman medidas suficientes para evitar los impactos. La escorrentía
urbana es uno de los principales culpables.
La calidad del agua no es el
único problema. Las cañerías añejas y con filtraciones gastan 7 mil millones de
galones de agua potable por día solo en Estados Unidos. Y la mayoría de las
ciudades no toman medidas de emergencia hasta que la sequía es severa.
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